Setas con bechamel

Qué cosa más rica

Qué alegría poder volver a cocinar, a hacer deporte en casa y a comer normal. Mi hummus (fue lo primero que hice), mis legumbre, mi pasta proteica, mi coliflor de mis amores… Me propuse hacer un par de platos cada día hasta llenar los congeladores y esa rutina me ha dado la vida.

Uno de los problemas que tengo para adherirme a una pauta dietética, estemos o no en confinamiento, es que necesito que lo que vaya a comer ese día sea lo suficientemente apetecible. Si no, comeré otra cosa. Otra cosa mucho más rica, pero horrible nutricionalmente.

A mí me encanta comer. No me pierdo un programa de cocina y, en mi planificación de viajes, anoto tiendas culinarias y restaurantes como si no hubiera un mañana. Hay ingredientes que me encantan, como las setas, y otros de los que no soy muy fan (como las lentejas). También los hay desterrados: nadie me verá comer pimientos, a no ser en sofrito o en gazpacho. Con eso tengo que jugar y con eso, a estas alturas, estoy aprendiendo a jugar. Sí: si hablamos de comida, a veces una tarda en averiguar por qué actúa como actúa.

De esto, por ejemplo, no me cansaría nunca. Son champiñones y setas ostra o de cardo con bechamel. Yo lo uso como salsa para pasta de legumbres (en la imagen están hechas con pasta de garbanzos), pero se pueden poner en una tostada, añadir al arroz cocido, usarlas encima de una pizza o como relleno de un hojaldre.

Ingredientes para 2 raciones:

Para la salsa bechamel:

  • 500 ml de leche de almendras a temperatura ambiente
  • 50 gramos de aceite de oliva virgen extra
  • 50 gramos de harina
  • 15 gramos de almidón de maíz (Maicena)
  • sal
  • pimienta negra
  • nuez moscada molida

Para las setas:

  • 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • 1 puerro grande limpio y a rodajas
  • 4 dientes de ajo pelados y picados
  • 350 gramos de champiñones laminados limpios
  • 200 gramos de setas ostra o de cardo limpias y cortadas a tiras
  • 200 gramos de bechamel
  • 1/2 cucharadita de setas en polvo
  • sal

Preparación:

La bechamel la hice en Cook Expert y es tan sencillo como meter todos los ingredientes en la cubeta y elegir el programa Experto durante 9 minutos a 95º C y velocidad 4.

Mientras tanto, pon una cacerola a calentar a fuego medio y, cuando esté caliente, añade las 2 cucharadas de aceite. Cuando el aceite se haya calentado también, agrega el puerro y sofríe, removiendo de vez en cuando, durante unos 5 minutos. Agrega el ajo picado y remueve 30 segundos.

Sube el fuego: ponlo a temperatura media-alta. Añade los champiñones y las setas y rehoga hasta que pierdan el líquido (tarda de 5 a 10 minutos). Agrega sal y pimienta.

Baja el fuego y añade la bechamel y las setas en polvo. Remueve y prueba por si hace falta más sal, nuez moscada o pimienta. Si te gusta una salsa más clara, echa un chorrito de leche y remueve. Ya la puedes servir.

Con pasta de garbanzos

Puedes usar cualquier bechamel. Por ejemplo:

Si no tienes Cook Expert o Thermomix o MyCook, puedes hacerla en una sartén dorando la harina en el aceite caliente y añadiendo la leche: se va removiendo con unas varillas hasta que no queden grumos. No olives la sal, la pimienta y la nuez moscada.

Las setas en polvo realzan este plato y cualquier plato de setas. Si no tienes, es tan fácil como comprar setas secas y molerlas en un molinillo.

Yo he usado cebollino seco para decorar. Le puedes añadir también levadura nutricional. Está exquisito, lo aseguro.

Setas con bechamel

Callos veganos. El clasicazo

Callos veganos
Callos veganos con su hojita de hierbabuena

No sé cuántas recetas habrá de callos veganos en la red, pero no me importa. Era la primera vez que los hacía y se han transformado en mi nuevo plato de garbanzos favorito. Yo solo he probado los callos una vez, en casa de Jandro, con Jandro (1), y me parecieron riquísimos: «Qué bien cocinas, coño», le dije a Mariana. Ella se rió: «Son de lata». Seguían estando ricos y Mariana sigue siendo una magnífica cocinera.

Muero por ir a Granada.

Y a Cáceres y a Badajoz. Por no tener que salir con unos guantes que se arrugan y se enredan en todas partes, con las bolsas del súper bien visibles por si acaso, por no notar que sudo todo el rato con la mascarilla puesta. Por poder sentarme en alguno de los quioscos de la plaza de España de Mérida repleta de gente.

Mientras tanto, como callos.

Exquisitos de verdad

Ingredientes para 3 raciones:

  • 450 gramos de garbanzos cocidos
  • 250 gramos de cebollas peladas y cortadas en trozos de 3 o 4 cm.
  • 500 gramos de setas de cardo o setas ostra frescas limpias y cortadas a tiras
  • 100 gramos de tomate frito
  • Una pimienta de cayena seca entera
  • 1 cucharadita de sal
  • 2 dientes de ajo
  • 40 gramos de aceite de oliva
  • 1 cucharadita de pimentón agridulce de La Vera
  • 300 ml de caldo de verduras
  • 1/2 cucharadita de comino molido
  • 2 pellizcos de pimienta molida
  • 1 rama de hierbabuena, solo las hojas, picadas

Preparación:

En Cook Expert:

Pon, en el vaso, la cebolla, el ajo y el aceite y pica tres segundos a velocidad 14. Las velocidades van de cinco en cinco segundos, así que párala cuando en la pantalla ponga 02.

Ahora, sofríe 10 minutos a 120º C y velocidad 1A.

Pon la mariposa.

Añade las setas y el pimentón y rehoga 2 minutos a 100º C y velocidad 3.

Pon el tomate frito, 2 cucharadas soperas de garbanzos, el caldo, la cayena, el comino, la sal y la pimienta. Programa 10 minutos a 100º C y velocidad 3.

Quita la mariposa.

Añade el resto de los garbanzos y programa 10 minutos a 120º C y velocidad 0. Quita el cubilete. Esto sirve para reducir la salsa.

Sirve con la hierbabuena picada.

Tradicional:

Pon una olla a fuego medio y deja que se caliente mientras picas las cebollas a cuadraditos y el ajo en trozos pequeños. Añade el aceite, deja que se caliente también y sofríe la cebolla y el ajo 10 minutos. Remueve de vez en cuando.

Añade las setas y espolvorea el pimentón. Sofríe 10 minutos, removiendo de vez en cuando.

Agrega el tomate frito, los garbanzos (todos), la cayena, el caldo, el comino, la sal y la pimienta. Deja hervir durante 10 minutos.

Ante de servir, incopora la hierbabuena y a comer.

Enlaces del blog:

(1) Jandro era uno de esos amigos que son hermanos. He hablado de él muchas veces en este blog, aquí.

Callos veganos. El clasicazo

Hamburguesa de alubias y lentejas con calabaza, coliflor y zanahoria

Hamburguesa y tenedor de gatito

La primera frase. No todos nos inventamos (ojalá) un «Call me Ishmael» o un «Nació con el don de la risa y la certeza de que el mundo estaba loco» o un «En la ciudad había dos mudos y siempre estaban juntos». Quizá pegue más, para un blog como este, el de «Escribo esto sentada en el fregadero de la cocina», pero se le ocurrió a Dodie Smith antes que a mí y mi fregadero está como para sentarse en él. Sí: ahora tengo un cajón del congelador entero llenito de hamburguesas y varios tuppers de albóndigas; es decir, cena para dos regimientos. No sé calcular cuánto tardo en cocinar, cuánto me entretengo y cuánta verdura he de comprar en la frutería y, por primera vez, me ha ocurrido que tengo muchas hamburguesas para las cenas… pero poco para las comidas.

He leído 800 capítulos de libros sobre «Cómo planificar correctamente la compra y la cocina». Sin resultado. A mí toda verdura me parece poca. Así que luego me paso cocinando (y con un poquito de ansiedad, porque yo lo que quiero es acabar y sentarme) los 15 kilos de coliflor, calabaza, zanahorias, calabacines y guisantes que he comprado… y los tres kilos de alubias que cocí.

Están saliendo muchas hamburguesas en el blog y veréis que la base es la misma: guisantes, coliflor, calabaza, zanahoria. Era lo que tenía en casa y lo que tenía que gastar. Lo bueno es que, teniendo la misma base, si se varían las especias, las hamburguesas saben completamente distintas y hasta tienen otro color. Allá vamos:

Ingredientes para 10 hamburguesas (depende del tamaño que las hagáis):

  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 150 gramos (1 taza) de calabaza picada en cubitos pequeños
  • 150 gramos (1 taza) de zanahoria picada en cubitos pequeños
  • 160 gramos (1 taza) de cebolla picada en cubitos pequeños
  • 145 gramos (1 taza) de guisantes frescos o congelados (y descongelados)
  • 110 gramos (1 taza) de coliflor picada pequeña
  • 160 gramos (1 taza) de alubias pintas cocidas y bien escurridas
  • 200 gramos (1 taza) de lentejas cocidas y bien escurridas
  • 2 dientes de ajo picados
  • 1 cucharadita de sal
  • 1 cucharada de cebollino fresco picado
  • 1 cucharada de perejil fresco picado
  • 4 cucharaditas de levadura nutricional
  • 2 cucharaditas de salsa de soja
  • 2 cucharaditas de psyllium en polvo
  • gluten o harina de arroz, avena o garbanzo por si acaso

Preparación:

Calienta una sartén a fuego medio. Cuando esté caliente, añade 1 cucharada de aceite de oliva. Deja que se caliente y echa la zanahoria y la calabaza en la sartén. Dale unas vueltas y deja sofreír, removiendo de vez en cuando, durante unos 20 minutos, hasta que estén blanditas y doradas. Agrega los guisantes, la coliflor y la cebolla y sofríe, removiendo de vez en cuando, de 5 a 7 minutos, hasta que la cebolla esté dorada. Agrega el ajo y dale vueltas durante un minuto, hasta que desprenda el aroma. Luego, echa en la sartén las alubias y sofríe un par de minutos más. Ponlo todo en el bol del robot de cocina, pero no batas aún.

Añade la salsa de soja, el perejil, el cebollino, la levadura nutricional y la sal. Espolvorea el psyllium en polvo. Pulsa a intervalos cortos: no quieres hacer un puré, sino que quede textura: tendrás que ir quitando la tapa del robot y raspando las paredes con una espátula de silicona para integrarlo todo bien. 

Forma hamburguesas. Yo hago una bola con 1 o 2 cucharadas de masa y las aplasto entre las manos. Calienta una sartén con la otra cucharada de aceite y fríelas, a fuego medio bajo (yo lo pongo en el 3 de una vitrocerámica que va del 1 al 9) durante 15 minutos. Dales la vuelta y déjalas 10 minutos más.

¿Y si quedan húmedas? 

Pues si quedan húmedas, tenéis la opción de añadir gluten (de cucharada en cucharada) y amasar con las manos. También podéis añadir pan rallado sin gluten, si sois celíacos, o harina de avena, de arroz o de garbanzo: cualquier cosa que quite la humedad. La humedad depende de si las legumbres estaban bien secas: se pueden secar poniéndolas en una bandeja forrada con papel de cocina durante media hora. Ponéis otro papel de cocina encima y dejáis que el papel haga su trabajo: han de estar en una sola capa: ese es el truco que dan todos los libros, pero yo paso de ensuciar bandejas, así que siempre tengo a mano gluten o harinas por si acaso. 

Hamburguesa de alubias y lentejas con calabaza, coliflor y zanahoria

Albóndigas verdes de guisantes y carillas

Las albóndigas son verdes porque llevan guisantes, claro está, y los guisantes le dan un colorcillo vivo a todo.

«Aproximadamente, la mitad de lo que recordamos, es inventado». Fue Ricardo quien, en el SAVECC, me dijo esta frase cuando yo le conté que había estado, seguro, segurísimo, en la Feria del Libro de Madrid con mi amigo Pablo el pasado año y que David tenía unos calzoncillos azules con listas amarillas formando cuadros. Esos dos recuerdos permanecen vívidamente en mi cabeza. Y son falsos.

Quizá sea por eso por lo que me fascinan las obras que reflexionan sobre la memoria personal, los recuerdos, las reescrituras, sobre cómo construimos.

El fin de semana que hice todas estas albóndigas y hamburguesas, el viernes 11 de octubre, abrí el ordenador y apareció una foto de mi padre conmigo y mi prima Melele de la mano: tendría yo tres años o así. Luego, puse la cámara para fotografiar, cogí una tarjeta, saltó un aviso: «Tarjeta llena» y revisé. Eran las fotos de la graduación de Miriam, la hija mayor de Jandro, cuando Jandro vivía. Días antes me había llamado para decirme que su hija me quería invitar, que si yo podía hacer de él en caso de que él no pudiera asistir. Pero estuvo. Al final estuvo.

Tengo poquísimas fotos con él. Y en una en la que estamos los dos juntos yo estoy horrorosa.

Qué día más bonito de mayo

Por la noche de ese viernes apareció alguien con quien no hablo desde hace diez años.

Soy experta en relaciones fugaces. Relaciones fugaces que yo no pretendo fugaces, pero que lo son. Siguen siempre el mismo patrón. Llega un tío (siempre es un tío), habláis, te cuenta algo que no le ha contado a nadie, se va. Luego yo me quedo meses pensando qué habrá pasado o qué he hecho mal o si es que ahora la intimidad hace que se mueran de la vergüenza, porque suele ser gente brillante pero que confía poco en los demás, solo mantiene charlas relacionadas con el trabajo o con… ¿los podemos llamar «hechos intelectuales» -carrera, cine, libros, ensayos, teatro, música-?

Yo solo le dije «Hola». Ni sé qué pasó ni lo quiero saber a estas alturas porque, además, temo que, cuando lo conocí, cuando me contó, cuando se fue, yo estaba, como siempre, con depresión. Y sin asertividad. Y sin otras quinientas habilidades de relación.

A veces pienso: «Si hablara con sus amigos, le dirían que soy muy maja» (tenemos amigos comunes, con los que, a diferencia de lo que ocurrió aquí, sí me he ido de cañas, a cenar y a desayunar). También pienso que diez años no son nada y una semana parece un siglo.

Y que no quiero más relaciones así, pero cómo detectar si son así, si siempre me doy cuenta tarde.

Lo que da de sí un viernes cocinando cuando estás sola en casa y lo surrealista que se puede tornar no lo sabe nadie.

Pero al menos comí albóndigas verdes. Y gazpacho. Y comencé a ver Bo Jack Horseman. Se viene hilo de Ris sobre esta serie.

Pinchad en algún punto debajo del @rpascualverdu porque los hilos no se copian enteros y, después de unos 20 intentos, ya desisto

Vamos con las albóndigas, que me enrollo.

Ingredientes para 4 raciones:

  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 4 dientes de ajo muy picados
  • 300 gramos (2 tazas) de patatas peladas, lavadas y cortadas a cuadraditos
  • 320 gramos (2 tazas de alubias carillas) cocidas y bien escurridas
  • 3 cucharaditas de las hierbas que queráis. Yo le puse all-purpose seasoning, que compré en iHerb cuando iHerb no tenía tantísimo gasto de envío.
  • 145 gramos (1 taza) de guisantes desgranados o congelados, pero descongelados
  • 1 cucharadita de sal
  • 2 cucharaditas de psyllium en polvo
Son albóndigas extraterrestres…

Preparación:

Calienta una sartén a fuego medio. Cuando esté caliente, añade 1 cucharada de aceite. Deja que se caliente (sí, la cocina va de dominar el calor) y añade las patatas. Deja sofreír unos 20 minutos, removiendo y dando vueltas de vez en cuando. Luego, añade la cebolla y los guisantes y tenlos 5 minutos, también removiendo de vez en cuando. Añade el ajo y saltea 1 minutito más y ahora, echa las alubias. Remueve bien durante una par de minutos y ponlo todo en un robot de cocina, pero no batas aún.

Ahora, en el robot, añade las hierbas, la sal y espolvorea el psyllium en polvo. Bate un poco, raspa las paredes y así. No quieres un puré, sino que conserve textura. Cuando esté todo integrado, pon a calentar otra sartén con otra cucharada de aceite a fuego medio-bajo. Luego, ve formando albóndigas (o hamburguesas) y sofríelas, dándoles vueltas de vez en cuando para que se doren por todos lados, durante 15 minutos.

Si haces hamburguesas, fríelas 15 minutos por un lado y 10 por otro, siempre también a fuego medio-bajo. Mi vitrocerámica es del 1 al 9 y yo lo pongo en el 3, para que os hagáis una idea.

Les podéis poner una salsa de tomate o de almendras con vino o lo que queráis. También se pueden comer solas, obviamente, porque están muy jugosas.

Albóndigas verdes de guisantes y carillas

Albóndigas de alubias pintas con calabaza

El otro día, dije en Twitter:

Y así estoy, pensando: «para qué». Y pensando también: «De los cólicos menstruales, los mareos, la sempiterna bolsa de agua caliente en los riñones cuando hay una temperatura de 42 grados en el exterior, la búsqueda de drogas legales efectivas (todo lo que acabe en -profeno o -proxeno), las náuseas, los atracones imparables del día de antes (y yo preguntándome ayer por qué tenía tantas ganas de palomitas viendo Joker), de la irritabilidad, el cansancio paralizador, despertarse muerta de dolor a las tres o las cuatro de la madrugada, los gases, la hinchazón, los borborigmos, ir al baño cinco veces en una mañana… pues lo mismo habría que hablar más».

Pero llegó la voz de mi conciencia:

Pablo AKA «Olga, no hace falta que me lo cuentes todo».

Qué buena soy resumiendo.

Una albondiguilla

Pues bien: como dos días antes de que me viniera la regla había cocido alubias pintas, alubias carillas y lentejas por encima de mis posibilidades, me puse a hacer albóndigas y hamburguesas como una loca. Porque luego yo tengo estos problemillas de organización: las cenas se me olvidan. Así que unas albóndigas, que puedes tomar con salsa o solas (yo las como solas porque, si hay salsa, echo de menos el pan para mojar. Yo comería con pan a todas horas: blanco, integral, de centeno, de trigo duro, pitas, naan, cualquiera), para las cenas te hacen un apaño. Gazpacho, puré de calabacín (o de cualquier verdura) o sopa de verduras o ensalada y listo.

Ingredientes para unas 20 albóndigas (depende de lo gorditas que las hagáis):

  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 3 dientes de ajo muy picados
  • 160 gramos (1 taza) de cebolla picada en cubitos
  • 150 gramos (1 taza) de patatas peladas, lavadas y picadas en cubitos
  • 150 gramos (1 taza) de calabaza pelada y picada en cubitos
  • 120 gramos (1 taza) de coliflor lavada, seca y picada en cubitos
  • 320 gramos (2 tazas) de alubias pintas cocidas
  • 2 cucharadas de perejil fresco picado
  • 2 cucharadas de mostaza de Dijon
  • 2 cucharaditas de pimentón agridulce de La Vera
  • 2 cucharaditas de psyllium en polvo (yo lo compro en Vegan Place. Como amalgamante no tiene precio)
  • 1 cucharadita de sal
  • 1/4 cucharadita de chipotle en polvo (si no tenéis, usad cayena en polvo o cualquier picante que queráis)

Preparación:

Calienta bien una sartén grande a fuego medio. Añade 1 cucharada de aceite y caliéntalo también. Luego, agrega las patatas y la calabaza: tenlo unos 20 minutos, removiendo de vez en cuando. Cuando los pinches con un tenedor, deberían estar blandos, pero no deshechos. Agrega ahora la cebolla y la coliflor. Sofríe, removiendo de vez en cuando, 5 minutos. Echa el ajo y sofríe un par de minutos más. Ahora, pon las alubias y sofríe dos minutos. Pásalo todo a un robot de cocina, pero no batas aún.

Añade el perejil fresco picado, el pimentón y el chipotle junto a la mostaza. Espolvorea el psyllium en polvo. Pulsa el botón del robot varias veces, para conseguir picarlo todo bien, pero que quede textura. Tiene que estar con trocitos. No quieres hacer un hummus. Por eso, lo importante es pulsar el botón (en algunos se llama Pulse y en otros es el botón de Turbo) durante dos segundos un par de veces o tres, raspar las paredes del robot para que se integren todos los ingredientes y seguir. En nada está listo. 

Coge una cuchara de helado o pegotones del tamaño de una bola de golf y haz una bola. Calienta otra sartén grande y luego añade la otra cucharada de aceite a fuego medio-bajo (mi vitrocerámica es del 1 al 9 y lo pongo en el 3, para que os hagáis una idea: es vitro, no inducción). Ve poniendo las albóndigas y sofríe de 15 a 20 minutos, por todos lados, hasta que estén doraditas. Ya las puedes servir o calentar una salsa y servirlas con ellas. No te olvides de añadir verduras (mínimo 250-300 gramos por persona) a la comida.

Albóndigas de alubias pintas con calabaza

Hamburguesas de garbanzos y guisantes

He tenido, a menudo, varios problemas con las hamburguesas vegetales, cuyos ingredientes han de estar bastante secos para no ponerte ahí a echar gluten, avena, copos de centeno o pan rallado a cascoporro. Desde que descubrí la plantilla de Heather Crosby, en su libro Pantry to plate, soy feliz. Muy feliz. Sí, llevan un ingrediente raro: psyllium en polvo. Yo se lo pido a Cristina, de Vegan Place. Si no lo tiene listado en la página, os lo solicita al distribuidor. Se usa como se utilizaría el huevo, pero es mucho mejor amalgamante. Si usáis semillas de lino mezcladas con agua o cualquier otra cosa, tened en cuenta que os puede quedar más líquida y necesitaréis algún aglutinante más.

¿No os gusta ese guisantito que quedó entero ahí, a un lado? Qué mono es. Qué ricos están los guisantes. Qué versátiles son. Qué de todo. Iba a poner que se hacen en nada, pero no: hay que remojar los garbanzos, ponerlos a cocer, freír cosas durante media hora o así… Sin embargo, en la vida hay que comer y a la cocina hay que invertirle tiempo. Es una cuestión de supervivencia y de cuidado de una misma y del entorno: buscar ingredientes locales y de temporada (ejem: los guisantes son congelados), comprar en pequeños comercios, buscar un grupo de consumo para las verduras, comprar plantas aromáticas y rezar para que no se te mueran… Esas pequeñas cotidianeidades de la vida.

Ingredientes para 5 hamburguesas grandes:

  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 3 dientes de ajo muy picados: los míos son enormes. Esto va en gustos: le podéis poner o no, de 0 (jijiji) a 5 dientes de ajo.
  • 1 cucharadita de sal (o al gusto: probad la masa)
  • 1 taza (160 gramos) de cebolla muy picada
  • 2 tazas (300 gramos) de patatas peladas y a cuadraditos
  • 1 taza (150 gramos) de guisantes frescos o descongelados. 
  • 2 tazas (300 gramos) de garbanzos lechosos cocidos
  • 1 cucharada de cebollino fresco picado
  • 1/2 cucharadita de tomillo fresco picado
  • 1/2 cucharadita de perejil fresco picado
  • 2 cucharaditas de psyllium en polvo
  • 1/4 cucharadita de chile chipotle en polvo
  • 1 cucharada de mostaza de Dijon
  • 1/2 taza (120 gramos) de tomates secos. Los míos eran en aceite de oliva virgen extra porque no encontré tomates secos sin aceite. Lo que hice fue escurrirlos bien. Pero usadlos sin aceite, mejor.

Preparación:

Pon una sartén grande de paredes altas a fuego medio. Una vez que esté caliente, añade 1 cucharada de aceite. Deja que se caliente también (sí: la cocina va de dominar el calor) y agrega las patatas. Deja cocinar, removiendo de vez en cuando, durante 20 minutos o hasta que las puedas pinchar con un tenedor y las traspases bien, pero aún estén firmes.

Incorpora la cebolla y sofríe 5 minutos más, removiendo. Ahora, añade el ajo y saltea 1 minuto. Echa los guisantes y los garbanzos y tenlos un par de minutos más.

Pásalo todo a un robot de cocina, pero no batas aún. Añade el tomillo, el cebollino y el perejil y espolvorea el psyllium. Espolvoréalo por todas partes, no lo pongas de golpe. Ahora, espolvorea también la sal y el chipotle en polvo y añade los tomates secos y la mostaza.

Bate, con toques cortos. Tendrás que parar la máquina varias veces para ir integrando la mezcla, porque no quieres un puré, quieres textura, pero que esté todo picado a trozos uniformes. Algún guisante, como me ha pasado a mí, te puede quedar entero, pero no importa.

Forma hamburguesas: el tamaño depende de vosotros. Yo las hago grandecitas y así me como una de cena con una ensalada o gazpacho o un sofrito de verduras o lo que sea y voy que me mato.

Calienta una sartén a fuego medio y agrega la otra cucharada de aceite. Una vez que el aceite esté caliente, las pones 15 minutos por un lado y luego les das la vuelta con la ayuda de una espátula y las pones otros 10-15 minutos por el otro. Ya están listas. Se pueden congelar. Luego las descongelas en el frigorífico y las calientas como te venga en gana (sartén, microondas, lo que quieras) y ya tienes comida lista.

Hamburguesas de garbanzos y guisantes

Pastel de carne Tito Andronico

Tito Andronico alimenta a Tamora. Foto de Diego Casillas para Teatro del Noctámbulo.

José Vicente Moirón vino al magazine de la radio el viernes pasado. Escribo esto el sábado: esta noche voy a verles otra vez. Hoy domingo (qué trasiego) es la última oportunidad que tienen para asistir a su función en Mérida. Carmen Mayordomo, su alter ego en Tito Andronico, ha de comer un maravilloso pastel de carne aderezado con ciertos ingredientes secretos que Tito le cocina con frialdad y relamiéndose. Habían leído mi blog (la última entrada, Festivales y descontroles) y me dijo: «¿Por qué no haces un pastel de carne?»

Sus deseos son órdenes:

Pastel Tito Andronico

Carmen Mayordomo tampoco come animales. Hice una receta enorme, en un molde alargado, pero el pastel grande se me desparramó porque desmoldar nunca ha sido lo mío y he optado por hacerle la foto a los más pequeños: al fin y al cabo, se comen un pastel de carne individual.

Está tremendísimo de bueno

Pasteles de carne hay muchos. Quizá uno de los más conocidos no sea un pastel de carne propiamente dicho, sino un estofado con una cubierta de hojaldre por encima o un Shepherd’s pie, el pastel de pastor inglés, que lleva patata. Pero yo estoy muy trabajada, señores: cubrir el Festival de Mérida es un palizón. Un palizón enorme. No iba a ir a comprar hojaldre ni me voy a poner a hacer pastel con una cubierta de patatas que no se puede congelar. Así que lo hice desnudito. El típico pastel de carne inglés. Con su sangre (su ketchup casero) y su todo. Os pongo la foto del pastel desparramado, en la cocina (mi cocina es un campo de batalla) y hecha con el móvil.

Queda muy rico, la verdad. Aquí está a mitad de cocción. Luego se desparramó.

¿Habéis leído Tito Andronico? Hay dos personajes que me fascinan: Tamora y Aaron. Con Tamora recordé a Denis Rafter (director de muchos de los montajes de Teatro del Noctámbulo y autor de una tesis magnífica titulada «Hamlet y el actor. En busca del personaje«) cuando me dice que los personajes femeninos de Shakespeare son mucho mejores que los personajes masculinos. Lo son, lo son.

Eso sí, permitidme que ponga otra imagen. Es Cándido Gómez, que BORDA el papel de mensajero. Es un mensajero un tanto particular, todo hay que decirlo: ¿por qué? Eso sí que tendrán que ir a verlo. Llevo entrevistando a Cándido unos 20 años, creo. Fue el primer actor al que entrevisté, de hecho. Y le quiero locamente. Que lo sepa.

Rústico y Tito Andronico. Imagen de Jero Morales para el Festival de Mérida.

La receta está sacada de la plantilla de hamburguesas que Heather Crosby hace en Pantry to Plate. Si no sabéis qué libro vegano comprar, comprad este. Son plantillas, así que admiten infinidad de posibilidades.

Ingredientes para alimentar a los protagonistas de una tragedia. Salen 8 raciones.

  • 4 cucharadas de aceite de oliva
  • 320 gramos de cebolla picada a cuadraditos
  • 4 dientes de ajo muy picados
  • 1 cucharadita de sal (o más, al gusto)
  • 600 gramos de remolacha cocida cortadas en cuadraditos
  • 150 gramos de zanahorias cortadas a cuadraditos
  • 280 gramos de champiñones a láminas
  • 175 gramos (2 tazas) de garbanzos cocidos, bien escurridos
  • 325 gramos (2 tazas) de lentejas de Puy cocidas
  • 35 gramos (1/2 taza) de soja texturizada fina
  • 4 cucharadas de hierbas frescas (yo puse tomillo, perejil, romero y cebollino), bien picadas
  • 2 cucharadas de mostaza de Dijon
  • 4 cucharaditas de levadura nutricional
  • 2 cucharaditas de humo líquido
  • 4 cucharaditas de psyllium en polvo (es el aglutinante: funciona maravillosamente bien, pero SUPONGO -no lo he probado- que le podéis poner huevo de lino). Yo lo compro en Vegan Place. Si no lo tienen en la página, se lo podéis pedir a Cristina sin problema.
  • Pan rallado, copos de avena o gluten por si acaso. Si sois celíacos, no uséis el gluten, claro está y mirad la etiqueta del pan rallado y de la avena
  • Ketchup para pincelar
En formato individual quedan muy monos

Precalienta el horno a 180º C. Hidrata la soja texturizada: ponla en un bol y añade agua hirviendo. Espera 10 minutos y escurre bien.

Pon una cacerola a fuego medio. Una vez esté caliente, añade el aceite y deja que se caliente a la vez. Agrega ahora la cebolla y la zanahoria y sofríe unos 5 minutos. Luego añade la remolacha y los champiñones y deja sofreír a fuego vivo (súbelo un poco) hasta que los champiñones eliminen toda el agua. Debe quedar sequito, sin quemarse. Añade el ajo, baja el fuego y deja sofreír 1 minuto o así. Ahora, agrega la soja texturizada, las lentejas bien escurridas y los garbanzos y y la sal y dale unas vueltas un par de minutos más para que se impregnen los sabores.

Ponlo en un robot de cocina, pero no pulses todavía. Añade las hierbas frescas, la mostaza, la levadura nutricional y el humo líquido y espolvorea el pysillium. Dale unos toques y ve parando la máquina para raspar las paredes. No quieres un puré, sino que quede textura, pero que todo esté mezclado. Prueba ahora la sazón: puedes añadir lo que quieras: más hierbas, sal, pimienta, copos de chile, tomates secos muy picados…

Ahora tienes que ver si la masa está muy húmeda. Si es así, añade avena en copos (que sean pequeños) o pan rallado, de cucharada en cucharada, mientras remueves. Al mío no le hizo falta, pero puede que sí te sea preciso. No ha de quedar seco ni muy compacto, que luego va al horno.

Prepara un molde de plum cake o moldes individuales. Si son de silicona, no hace falta engrasarlos. Si son de metal, fórralos con papel de cocina o engrásalos con aceite. Pon la masa en los moldes y aplánala con ayuda de una cuchara.

Mete en el horno 30 minutos, tapados con papel de aluminio. Luego, quita el papel, pincela con ketchup y deja 15 minutos más. Deja enfriar unos minutos y ya está listo para comer.

Se lo podrías servir a tus enemigos, pero está demasiado bueno como para eso. Es mejor dárselo a los amigos antes de ver una tragedia potente y sangrienta y culinaria como esta…

Pastel de carne Tito Andronico

Hamburguesa de alubias negras y cacao

Hamburguesa de alubias y cacao

Crecí en un lugar en el que había restaurantes de comida extremeña y española y en el que, de pronto, pusieron un mexicano con comida adaptada al gusto español (no supe, hasta bien mayor, qué eran los chiles anchos o los habaneros) y, luego, mucho más tarde (ya no existe) un restaurante mexicano con un cocinero que había vivido allí, en ese país tan rico y tan complejo en su cocina. Eso lo aprendí casi a los cuarenta. Antes y gracias a ese lugar, supe que se podía añadir cacao a un plato salado.

Estas hamburguesas con de Minimalist Baker. Quedan pastosas, no como las compactas realizadas con soja texturizada y seitán. Y a las hamburguesas más pastosas, hay que meterles salsa. Avisados quedáis. Llevan cacao: las semillas de este árbol fueron utilizadas como moneda por los mayas y otros pueblos mesoamericanos. También llevan las maravillosas alubias negras que tan versátiles son.

Ingredientes para 4 hamburguesas:

  • 1 taza (120 gramos) de nueces peladas
  • 2 o 3 cucharadas de aceite de oliva
  • 3/4 de taza de cebolla mediana (60 gramos) muy picada
  • 3 dientes de ajo muy picados
  • sal (si has cocido las alubias sin sal, pon 1/2 cucharadita más)
  • pimienta negra
  • 1 cucharada de chile en polvo (yo le puse 1/2 cucharada de especias de guacamole)
  • 1 cucharada de comino en polvo
  • 3 cucharadas de cacao puro en polvo
  • 1 cucharada de azúcar moreno (es opcional: yo no le puse, pero lo cierto es que resalta el sabor umami del cacao: esto es así)
  • 425 gramos de alubias negras cocidas y bien secas. Deja escurrir muy bien y ponlas en una bandeja, sin apelotonar, cubiertas de papel de cocina. Si eres vaga (o vago), como yo, tendrás que añadir pan rallado o avena molida para apelmazar un poco la masa.
  • 1 taza (200 gramos) de quinoa cocida

Preparación:

Pon las nueces en una bandeja de horno a 180º C y tuéstalas durante 10 minutos. Yo, en verano, no enciendo el horno ni aunque me paguen, así que las tosté en una sartén sin grasa y listo. 

Calienta una sartén. Una vez caliente, añade 1 cucharada de aceite de oliva. Cuando esté caliente, agrega la cebolla y el ajo. Sazona con sal y pimienta y deja freír, a fuego medio, removiendo de vez en cuando, de 5 a 7 minutos, para que la cebolla se poche bien. Reserva. 

Deja que las nueces se enfríen ligeramente. Añádelas a un robot de cocina con el chile o las especias de guacamole, el comino, el cacao, una pizca de sal y pimienta y el azúcar, si lo usas. Tritura bien y reserva.

Pon las alubias en un bol y machácalas con un tenedor o un prensador de patatas. Agrega la quinoa, la mezcla de nueces con las especias y la cebolla frita y mezcla bien. Pon la masa en la nevera 30 minutos. Puede estar toda la noche. Así queda más compacta. Si está seca, añade aceite de oliva, de cucharada en cucharada, y si está seca, pan rallado o pan rallado sin gluten o harina de avena (que no es más que avena triturada), también de cucharada en cucharada, integrando todo bien. Ha de estar compacta, pero húmeda a la vez. 

Divide la masa en cuatro y forma cuatro hamburguesas. Las puedes hacer en la sartén, con el aceite restante, de 3 a 5 minutos por cada lado o ponerlas en una bandeja de horno, pinceladas con aceite (forra la bandeja con papel de horno, para que no se peguen) a 180º C durante 15 o 20 minutos por cada lado: cuanto más tiempo las dejes, más firmes estarán. Deja enfriar 3 minutos y sirve. 

Hamburguesa de alubias negras y cacao

Thai Tom Yum de tempeh

Con la cocina podemos hablar de política también. Cuando Israel y Ángel se fueron a Thailandia, me trajeron, entre otras muchas cosas de comer, especias para Tom Yum. El tom yum, realmente, es una sopa. Esas especias no las reconozco. Sé que hay galanga, hierba limón seca, guindillas, hojas de lima kaffir, pero también una especie de tronco grande que desconozco. Supongo que podéis encontrarlas en tiendas de especias (como Semilla y Grano en Badajoz o Spicy Yuli en Madrid). Aquí, la cocinera Kwan Honsai cuenta más sobre esta sopa. Ojo: es de marisco, que a mí me gusta advertir de las cosas. Pero podéis ver qué especias le tenéis que echar.

Yo no quería sopa, que esto es Extremadura y es verano y es el infierno y mi cocina más porque tengo que cerrar las dos puertas para evitar que Huck se suba a la vitrocerámica encendida: él es así: el olor de la comida le encanta y mete el morro en todas partes. Así que herví las especias en leche de coco, algo que vi hacer a no sé quién, y las colé y se las eché a una mezcla de verduras de temporada que había comprado en la frutería. Como proteína, tempeh. El tempeh no le gusta a mucha gente, cosa que no comprendo (Cristina, te estoy mirando a ti).

A mí me fascina su versatilidad. Vale para currys, estofados, ensaladas, sopas, entrantes, patés y cualquier cosa que os podáis imaginar. Así que, inspirada por el programa Ugly delicious, al que estoy enganchadísima (de nuevo: salen animales muertos a cascoporro), me puse a cocinar…

Ingredientes para 5 raciones:

  • Una lata de leche de coco de 400 ml
  • Especias para Thai Tom Yum
  • 4 cucharadas de aceite de oliva
  • 270 gramos de zanahorias peladas y picadas en cuadraditos
  • Un bote de bambú (peso neto: 180 gramos)
  • 25 gramos de setas shiitake secas
  • 300 gramos de calabaza cacahuete picada en cuadraditos
  • 500 gramos de tempeh cortado en cuadraditos
  • 2 dientes de ajo pelados y picados finos
  • Una cebolla pelada y picada en cuadraditos
  • Un trozo de jengibre del tamaño de un pulgar pelado y picado fino

Preparación:

Calienta una olla a fuego medio y, en otro fogón, una sartén grande. En un tercero, pondrás la leche de coco a hervir a fuego suave con las especias de Tom Yum. 

Cuando la olla y la sartén estén calientes, es hora de trabajar. En la sartén, agrega dos cucharadas de aceite de oliva y, una vez caliente, añade el tempeh para que se dore. Tarda unos 10 o 15 minutos. Procura remover de vez en cuando. Para que el tempeh esté menos amargo, lo puedes cocer antes 10 minutos al vapor. A mí me gusta tal cual y a veces lo cuezo y a veces no. 

En la olla, calienta dos cucharadas de aceite de oliva y, cuando esté caliente, añade la cebolla. Deja dorar 5 minutos. 

Mientras tanto, pon agua a hervir, echa las setas shiitake secas en un bol y cúbrelas de agua caliente. Pon un plato encima y déjalas ahí diez minutos. Luego, sácalas con una espumadera y deja que se enfríen. Esa agua la puedes colar para aprovecharla en caldos. Cuando estén más o menos frías, pícalas. 

Agrega el ajo y el jengibre a la olla y da vueltas durante 30 segundos. Luego, añade la cebolla y la zanahoria y deja pochar, a fuego lento, de 10 a 15 minutos. Remueve de vez en cuando.

Incorpora las setas picadas y el bambú y saltea dos o tres minutos.

Ahora, añade la leche de coco que tenías cociendo con las especias y desglasa la olla si hay algo pegadito al fondo. El tempeh ya debería estar más que dorado. Agrégalo también a la olla y tapa. Cuece 10 minutos y ya está listo. 

 

 

Thai Tom Yum de tempeh

Pasta korma

Escribo esto mientras espero que den las nueve y cuarto para irme a Sevilla a celebrar una boda que ya fue. Tengo que leer dos libros que presento (de Antonio Muñoz Molina, con él: quería una charla; y de José Ramón Alonso de la Torre), he de preparar una entrevista sobre un tema del que no sé absolutamente nada (el castigo como procedimiento de cambio: sí sé: lugares comunes) y me he levantado pensando en que desconozco cuándo comenzamos a correr tanto. He trabajado muchas más horas en mi vida. He tenido jornadas laborales kilométricas y explotadoras, como tantos de nosotros. Ahora, con un sueldo digno, con ocho horas en la radio, con más tiempo libre del que he disfrutado jamás, ando más estresada que nunca. No voy a decir que con más ansiedad: la ansiedad ha sido una constante en mí desde que recuerdo.

Pasta Korma
Pasta Korma

La pasada Semana Santa rescaté algunos de los libros de cocina omnívora que tengo, que son muchísimos, para veganizar algunos platos. Los de Jamie Oliver son sencillos y en «La escuela de cocina» hay recetas de pastas típicas de la cocina india que yo he adaptado porque, si le meto guindillas, me pongo malísima. Si queréis que pique más, añadid una o dos guindillas a la pasta y listo. Con ella haremos korma de soja texturizada, pero la podéis usar para verduras también, con leche de coco. O lo que se os ocurra, que hay por el mundo gente mucho más creativa que yo. También ando viendo todos los documentales de cocina y veganos de Netflix y añadiéndolos a mi lista, para inspirarme. Y para intentar que haya menos residuos en mi vida. Complicado, en el mundo en el que vivimos, pero algo se podrá hacer mientras esperamos que los gobernantes se pongan las pilas. Aunque sea una gota. Una gota siempre es mejor que nada.

Pasta Korma
Pasta Korma

Ingredientes:

  • 2 dientes de ajo
  • Un trozo de jengibre pelado de unos 2 cm.
  • 1/2 cucharadita de cayena en polvo
  • 1 cucharadita de garam masala
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 2 cucharadas de aceite de cacahuete
  • 1 cucharada de concentrado de tomate
  • 3 cucharadas de coco deshidratado
  • 2 cucharadas de harina de almendras (o un puñado de almendras, si no tenéis harina)
  • un manojito de cilantro
  • 2 cucharaditas de semillas de comino
  • 1 cucharadita de coriandro (cilantro en semillas)

Los ingredientes de la pasta korma en el robot
Los ingredientes de la pasta korma en el robot

Preparación:

Pon una sartén pequeña al fuego sin nada de grasa. Deja que se caliente y añade las semillas de comino y de coriandro. Deja tostar, mientras remueves continuamente, hasta que desprendan aroma (tarda unos minutos, 3 o 4). Deja enfriar. Luego, pon todos los ingredientes en un robot y bate hasta que obtengas una pasta.

Pasta korma