Las snickerdoodles son unas galletas que están rebozadas en azúcar y cuya superficie se craquela. Lo de chai viene porque es una palabra que se usa para referirse al té, a un té aromatizado con hierbas y especias. Estas galletas llevan una pizquita de clavo, cardamomo en cantidades industriales (industriales para mí), canela (que nunca está en cantidades industriales porque yo la amo locamenti) y jengibre. Estaba buscando galletas para el desayuno que no tuvieran aceite de palma y que estuvieran ricas. Una empresa complicada: cuando he mirado los ingredientes de las galletas en el supermercado, o tenían grasas vegetales (de palma, que suelen ser) o las que llevaban aceite de girasol eran sin sal, sin azúcar y casi sin galleta. Como desayuno en el trabajo, no me puedo llevar un trozo de pan. Porque a mí el pan por la mañana me gusta tostado. Y no voy a acarrear con el tostador, el tomate, el rallador… Así que rebusqué en mis chorrocientos libros de cocina vegana y eliminé (mentalmente) las que llevan margarina. Lo de experimentar con la stevia lo dejaremos para otra ocasión. Sí: la receta es de Isa Chandra Moskowitz, de su libro Isa does it, que no sé qué hacéis que no lo compráis. ¿Que coméis carne? ¿Y qué más da? ¿Vosotros sabéis lo ricas que están las galletas de esta señora? ¿Lo rica que está la comida entera de esta señora? Esta mujer es la mujer que consiguió que yo asara un pimiento, señores. Yo. Pimiento. Palabras antagónicas. Pues lo asé y me lo comí, porque venía en una receta suya. Eso sí: sin pimiento hubiera estado mucho mejor…
Ingredientes para 20 galletas bien hermosas:
Para el rebozado:
- 55 gramos de azúcar
- 3/4 cucharadita de cardamomo molido
- 1/4 cucharadita de jengibre molido
- 1/4 cucharadita de canela molida
- Una pizca de clavo de olor molido
Para las galletas:
- 108 gramos de aceite de girasol
- 210 gramos de azúcar
- 87 gramos de sirope de arce
- 45 gramos de leche vegetal (yo usé de avena)
- 2 cucharaditas de extracto de vainilla
- 300 gramos de harina
- 1 cucharadita de bicarbonato sódico
- 1/4 cucharadita de sal
- 1/2 cucharadita de canela molida
Preparación:
Precalienta el horno a 180ºC y prepara dos bandejas con papel de hornear.
Para el rebozado:
Mezcla todos los ingredientes muy bien y ponlos en un plato hondo.
Prepara las galletas:
Echa el aceite, el azúcar, el sirope de arce y la leche en un bol. Ahora, bate con un tenedor (o con la batidora con el accesorio de varillas: no con las cuchillas. Regla nemotécnica: Varillas=batir. Cuchillas=triturar) hasta que todo esté maravillosamente bien integrado y no veas el aceite por un lado y el resto por el otro. Al menos bate vigorosamente durante un minuto. Hay una reacción química cuando el aceite y el azúcar se baten, así que no seas perezoso.
Añade ahora la vainilla. Mezcla bien.
Tamiza la harina, el bicarbonato, la sal y la canela. Agrégalos al bol con los líquidos y mezcla con un tenedor. Mezcla muy bien hasta que no haya restos de harina. Ahora, mete las manos en el bol, bien limpias. La masa no se pega.
Haz bolas del tamaño de una nuez. Yo tengo una cuchara de la de los helados, con una capacidad de 1 cucharada de masa y han salido unas galletas tremendas de grandes. Así que, si las haces a mano, no te pases añadiendo masa. Cuando hagas la primera bola, ponla en el plato hondo del rebozado. Aplástala con la mano (no, no va a quedar uniforme del todo: esto es casero y cada galleta sale de una manera o de otra). Ahora, ponla en la bandeja de hornear con el lado del azúcar especiado hacia arriba. Se despegan bien de las manos, aunque se deforman un poco: por eso cada una es de su padre y de su madre. Haz lo mismo con el resto de la masa. Sepáralas entre sí, las galletas, porque se expanden que no veas. Ya verás si necesitas más bandejas o menos: yo meto una bandeja cada vez y, si necesito más (que necesité otra para dos galletas que no iba a tirar), uso el mismo papel mientras se hornea la otra tanda.
Ahora: la receta de Isa Chandra dice: hornea de 10 a 12 minutos. Cada horno es un mundo y depende del tamaño de las galletas. Si son pequeñitas, con este tiempo tendrás suficiente. Tampoco importa demasiado, siempre que estén hechas, porque estas galletas tienen la particularidad de que, si las dejas poco hechas, están blanditas y, si las dejas hacerse un poco más, se quedan duras y crujientes. Yo no tengo problema porque me gustan de las dos maneras. Pero necesité 17 minutos, porque mi horno va a pilas… y porque cometí el craso error de no usar el termómetro del horno. Je. En fin.
Sácalas, déjalas reposar en la misma bandeja en la que se han horneado durante 5 minutos y luego pásalas a una rejilla para que se enfríen ya del todo.