Regalos para esta Navidad – La Chinata

A mí me gustan los Reyes Magos. Es así, qué se le va a hacer: es la única época en el calendario en la que me vuelvo monárquica.

¿Tenéis ya idea de qué vais a regalar por Reyes? Yo he pedido dos libros de cocina vegana. No sé para qué, porque con todas las recetas que tengo, podría alimentarme durante toda mi vida sin repetir una sola receta, pero ¡me encantan los libros de cocina! Y la Navidad es época de caprichos…

Yo voy a hacer un poco de publicidad. No tengo acciones en la empresa, ojo. Pero es de mi tierra y aquí tenemos un aceite de oliva muy bueno y ecológico y además tenemos el simpar pimentón de La Vera. Hacer un lote de productos veganos puede ser una opción muy buena para regalar en Navidad… «¿Más comida?», pensará alguno. Ejem. Bueno, sí: comemos todos los días. Por suerte…

Vinagre de cerezas de La Chinata

La empresa La Chinata tiene algunos productos sin los cuales no puedo vivir. Como el aceite, los aceites aromatizados y los vinagres. Una ensalada con vinagre de cerezas es una experiencia única, lo digo. Sí: tiene muchos patés y productos con animales, pero tiene muchos otros completamente veganos. Y al fin y al cabo no dejamos de comprar el papel higiénico en el supermercado por no ver a los lechones enteros en esta época del año…

Por ejemplo, el aceite especial para pizzas está riquísimo.

También tienen polvorones que, según sus ingredientes, no tienen ninguno de origen animal. Aunque habrá que comprobar la caja (me resulta raro encontrar un polvorón tradicional sin manteca de cerdo, sinceramente).

Y, como entrante, paté de aceitunas negras o verdes. O una fritada para aderezar ensaladas. Aquí sí tenemos que fiarnos de los ingredientes, porque en otras partes de la página hablan de ácido láctico. Que, según aclara Lucía en los comentarios, a pesar de mi asociación, no tiene nada que ver con la leche.

Unos dados de mango tampoco están mal.

Todavía no tengo muy clara la lectura de las etiquetas para saber si llevan productos animales o no. El año que viene prometo investigar y hacer un post al respecto. Y sí: tengo que poner recetas, pero estos días espero la llegada de una nueva vida al mundo y mi cámara está en Badajoz esperando a que Marta asome su cabecita. Por eso actualizo con ideas, pero no con recetas.

Felices días…

Regalos para esta Navidad – La Chinata

¡Es navidad!

No he hecho recetas nada navideñas este año para el blog. Bueno, he hecho turrón, pero es de CreatiVegan, así que todo el mérito es suyo. Tenía preparada una receta de potaje, pero… ¡no es muy apropiada para el 25 de diciembre! En la red hay un sinfín de recetas navideñas veganas. Salivo solo de leer este mensaje escrito por esa mujer que escribe, y cocina, en Mi vegablog sobre lo que va a comer estas navidades: «Yo de entrantes croquetas de tofu ahumado, trenzas de hojaldre rellenas de verduritas y queso vegano hecho en casa y cestitas crujientes rellenas de morcilla vegana casera. De plato fuerte seitán con salsa de puerros y reducción de Pedro Ximénez y de postre, mousse de coco».

El Belén de mi casa, que parece de cómic

Si uno habla inglés, puede pasarse por la página de Isa Chandra Moskowitz para hacer estas galletas. O estas otras. En este enlace están todas sus recetas navideñas. En la red existe otra página, del Reino Unido, dedicada solo a las Navidades. Y aquí hay muchas más.

Si uno no habla inglés, se puede pasar por el que posiblemente sea la Biblia vegana de la red: CreatiVegan. Tiene polvorones, lasañas, recetarios gratuitos… (gratuitos para los demás, no para ella, que ha invertido tiempo, dinero, conocimientos y esfuerzo -qué maravillosa es la red, a veces, ¿no?) y muy buenas ideas. DefensaAnimal también tiene un recetario de cocina. Y en Paravegetarianos también hay propuestas, veganas u ovolacto, para las fiestas.

Uno de los enanitos del árbol de mi casa

Se pueden encontrar muchísimas propuestas fáciles y ricas, o más elaboradas. Y si uno no quiere pasarse la noche en la cocina… a mí no se me ocurre cena mejor que un hummus con pan de pita integral, qué queréis que os diga. Soy así de simple…

Feliz Navidad a todos… A ver si el año que viene me organizo mejor y no me voy de vacaciones en noviembre y hago cositas navideñas para dar ideas… 🙂

¡Es navidad!

Sopa de arroz rapidísima

Esta es una receta de supervivencia, de un fin de semana largo en el que me harté de cocinar, de lavar, de congelar, de volver a lavar, de ver llover, de ir al cine y a tomar café y no hacer las cosas de la casa… y de que me di cuenta de que hacía siglos que no comía arroz. Así que preparé una sopa chorra rapidísima, pero que está muy rica.

Ingredientes para 2 personas:

60 gramos de arroz integral
4 cucharadas de verduras deshidratadas con alga para sopa (yo las compro en El Corte Inglés)
2 cubitos de caldo vegetal ecológico sin sal (lo compro en el herbolario de debajo de mi casa: allí y en la frutería compro el 90 por ciento de mi comida)
500 mililitros de agua

Preparación:

Esto es tan simple que da hasta vergüenza. Se pone un cazo al fuego con el agua hasta que hierva, se diluyen los dos cubitos de caldo (oye, si lo tenéis casero, mucho mejor, que es que a mí no me quedaba), se añaden las verduras y el arroz, se tapa, se baja el fuego y se deja cocer hasta que el arroz esté listo. El mío tarda 20 minutos, pero seguid las indicaciones del paquete. Para el invierno, reconforta y está muy rica.

Sopa de arroz rapidísima

Comer veg(etari)ano en Argentina I

Lo sé, voy a trompicones. Esta tarde, pretendo ponerme a cocinar… nuevas recetas, claro, que al final solo hago las antiguas (estoy abonada al relleno de lasaña, que tomo con pasta corta) y, a este paso, no voy a actualizar nunca. Así que, como tengo que actualizar y tengo algún material guardado, voy a contar qué se puede comer en Argentina si uno es vegano… o, sobre todo, vegetariano. Un plato de pasta con pesto o con salsa de tomate lo ponen en cualquier parte: y es salsa de tomate casera y es pasta fresca casera en la inmensa mayoría de los sitios, así que no hace falta comer solo ensaladas o verduras a la brasa, como aquí. Sí es cierto que los platos que yo comí de verduras a la brasa (era de noche, no hay foto) eran pantagruélicos: setas, boniato, patata, calabacín, berenjena, lechuga, endivias… lo que os podáis imaginar. Ma-ra-vi-llo-so.

Pero yo, lo reconozco, me he hecho adicta a las berenjenas aliñadas. Yo reconozco que nunca he probado las berenjenas en vinagre y no sé si sabrán igual, pero ahora solo quiero encontrar esta receta. Las comí en Esquina Varela, El Calafate, pero las suelen poner en muchos bares.

En El Calafate, como población turística que es, hay opciones vegetarianas. No sé si veganas, porque no sé con qué está hecho el pan ni si la milanesa de soja está rebozada con huevo: no pregunté. Si algún día me vuelvo vegana del todo, iré preguntando, prometido… 😦

                                                    El hombre vegetal

Borges y Álvarez es un bar imprescindible, por cierto. Tiene libros a mansalva, es mágico, los camareros son guapos (bueno, a los lectores masculinos heterosexuales esto no les importará. ¡Pero a mí sí! ¡Qué cantidad de hombres guapos hay en Argentina!) y atienden maravillosamente bien. Los precios, eso sí, también son turísticos.

Y en Buenos Aires hay una especie de vegano de comida rápida en el que terminé porque me lo encontré por casualidad. Se llama Picnic y su limonada está estupenda. Debe de haber más restaurantes veganos en la capital argentina, pero yo no los busqué, ojo. Sí que vi, en el metro, en los baños, en las paredes, muchas pintadas que decían: «Go vegan!» y de los grupos de liberación animal. Este plato es un falafel con pita. Es barato y, para salir del paso, está más que bien.

Tengo un sinfín de fotografías de comida, así que haré una serie… Que tampoco es plan de escribir un post más largo que un día sin pan. ¡Me voy a comer berenjenas a la plancha, sed buenos!

Comer veg(etari)ano en Argentina I

Mi vegablog

Yo, sinceramente, no sé cómo hablar de esta mujer. Sí sé qué decir, pero no por dónde empezar. Ya que este es un blog de cocina, comenzaré diciendo que es una especie de biblioteca culinaria: si no sé cómo hacer algo, le mando un mensaje y listo: ella se come todo el picante que no puedo comer yo. Su blog se llama Mivegablog. Es completamente vegano: quién se lo iba a decir a ella cuando comenzó a informarse para dejar de comer tanta carne que se iba a volver vegana en siete días y que se iba a transformar en una experta cocinera de verduras, legumbres, platos con soja y albóndigas de todo tipo. Le pirran las berenjenas: de hecho, ella fue quien me enseñó cuál es la mejor manera de hacerlas a la plancha, porque yo me desesperaba (sí, hay que taparlas: si no, puedes comenzar a las cinco de la tarde y a las diez de la noche habrá partes blancas y partes quemadas).

Calabaza Iles

Esta mujer, a la que no conozco, pero conoceré un día, espero, está pendiente de mis cosas como yo de las suyas. Veo a su hija crecer, sonreír, observo cómo va cambiando la fisonomía de su cara, cómo se mancha de hummus o de chocolate y la he escuchado decir hola o llamar a Maru con voz de trapo.

Croquetas

 

Internet tiene estas ventajas. Un día quieres cambiar tu alimentación y ser más consciente de lo que comes y compras un sinfín de libros de cocina vegana, cuando ni sabías qué era el veganismo, y te metes en un foro y conoces a una mujer muy clara, sensible, absolutamente respetuosa, divertida y generosa con la cual acabas hablando día sí y día también.

Tarta de trufa

 

Y no solo eso: te da ideas de menús a porrillos. Menús de Navidad, menús de cumpleaños… Si uno ve su blog y ve, además, otras fotos de celebraciones de cumpleaños, piensa que su cocina debe de ser una especie de habitación voluptuosa y aromática de la que no querría salir… así pusiera treinta kilos.

He hecho varias de sus recetas. Tengo pendientes muchas más. Cada vez que veo una de sus tartas, lo juro, lloro.

Algún día adelgazaré y lo celebraré haciendo esto.

Qué demonios: para qué voy a esperar…

Mi vegablog

De regreso

He estado en Argentina. Durante un mes. Por eso no se ha actualizado el blog cada tres o cuatro días, como de costumbre: porque no me daba tiempo a tener todas las entradas programadas. Hace una semana que regresé y todavía tengo la casa manga por hombro. No os podéis imaginar hasta qué punto. Me traje amigos, paisajes en la retina y deseos de cosas por hacer. He fotografiado a más animales en libertad que en toda mi vida. Vi ballenas y también vi orcas, que siempre me han encantado y que sí, matan para comer y las llaman asesinas, aunque yo no lo comparta y las vea de una belleza extraordinaria…

Cara de ballena franca austral
Golpe de cola de una orca

Este es un blog de cocina, que pretende ser de cocina vegana en su mayor parte, aunque haya recetas vegetarianas también, fácilmente veganizables. Pero lo cierto es que, en Argentina, vegano, poco. Supongo que un vegano convencido hubiera buscado muchas más opciones que yo, que me conformaba con la pizza de muzzarella (sí, allí es muzzarella) o con las mil y unas posibilidades de sorrentinos, que son pastas rellenas: de calabaza, de ricotta, de espinacas, de queso. Sí que probé unas berenjenas aliñadas que me parecieron lo más exquisito del mundo y sí que es cierto que, como la mayoría de los lugares que visité son turísticos a más no poder (Salta, El Calafate, Humahuaca, Esquel, San Carlos de Bariloche, el propio Buenos Aires), en todos los menús hay al menos una opción vegetariana. El queso y la nata triunfan, pero también he comido milanesas de soja: no sé, todo hay que decirlo, si estaban rebozadas con huevo o no. También comí pan casero en Chile y tartas de verduras. Tengo pendiente preparar un post con todo esto. Y más recetas, que sigo recopilando por internet.

Glaciar Perito Moreno

Conocí a una chica vegana, Sandra, un encanto de mujer dulcísima y especial que me infundió fuerza cuando más lo necesitaba y que prepara unas empanadas geniales. Yo no las he podido probar nunca, pero es algo que también tengo pendiente para la próxima vez: me dio la receta, voy a ver si puedo hacerlas un día (poder, podré. Otra cosa es que me salgan). Según los muy carnívoros amigos comunes que tenemos en Argentina, son espectaculares. Y ese es el país de las empanadas, que conste.

Esquel. Lago Futalaufquen, con los Andes al fondo
Garganta del Diablo. Iguazú.

Por ahora, os dejo algunas fotos. La crónica del viaje se puede seguir en mi otro blog y por eso no lo voy a narrar aquí, que es más bien un blog de recetas, con algún que otro contenido adicional. Ahora llegan las fiestas, volver a la vida rutinaria de todos los días y, claro que sí, cocinar. Llega el tiempo de las calabazas (hace una semana, yo estaba en manga corta viviendo una primavera calurosa), de las castañas con las que voy a poder hacer por fin un paté de lentejas y castañas al que le tengo muchas ganas; el tiempo de volver a hornear pan, de utilizar nueces y de hacer muchos purés y sopas contundentes con los que aventar el crudo invierno de Extremadura en una casa que no tiene falda camilla ni brasero. Odio las casas amuebladas modernas, que conste en acta.

Sigo estando allá, a ratos. Pero he vuelto, abrazo a los amigos que me esperaban y me pongo al día de vuestros blogs. También es bueno estar en casa.

De regreso